Érase una vez un sapo que aburrido de su pegajosa fealdad dejó de croar y saltar para dedicarse a escribir cuentos de príncipes, brujas y encantamientos.
Estoy segura de que ese sapo ya no se aburrió jamás. Muy buen soplo, Maritza. ¿Podrías decirnos tu país de origen así le ponemos la etiqueta? Gracias por sumarte al Vendaval! Saludos van
7 comentarios:
jeje, ese soy yo.
Muy bien, por esa contrafàbula.
Lo que la gente hace por amor no tiene nombre.
Un abrazo risueño,
P
Estoy segura de que ese sapo ya no se aburrió jamás.
Muy buen soplo, Maritza. ¿Podrías decirnos tu país de origen así le ponemos la etiqueta?
Gracias por sumarte al Vendaval! Saludos van
Ja, y le fue bastante bien.
Ja, qué interesante sapo, e inteligente, porque vaya vida aburrida llevaba en la charca, mejor invertar historias con finales felices.
Una gran manera de salir del aburrimiento. Y seguro que inventó un encantamiento para convertirse en príncipe.
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