Había combatido toda la noche.Su cabeza herida era un mapa de cicatrices, al igual que su cuerpo.Tenía hambre, sed, cansancio…Sigilosamente se deslizó por una ventana amparado en la oscuridad.Buscó comida.Se encendió una luz.Una mujer lo acarició.Él maulló
SUSANA ARENAS
6 comentarios:
Susana, ¿quién no desea,después de una batalla, o de cien, una caricia? Todos somos gatos, en cierto modo.
Un abrazo.
Las noches de amor son muy duras.
Muy bueno.
Buenísimo, un micro con todos los ingredientes.
Buen final, me ha hecho sonreir.
Besitos
Publicar un comentario