domingo, 24 de junio de 2012

ESCAPADA




¡Imbéciles! Lágrimas artificiales y la promesa de no volver a verlo, y han picado. Pero audacia es mi nombre. Me largo. Salgo al pasillo con los zapatos en la mano, y llego sin novedad hasta la puerta de la entrada. Vislumbro un punto de luz. ¿En el jardín o al otro lado de la puerta de hierro? Al otro lado, seguro. Es él que me espera, impaciente, fumando. Ya llego. Me estoy preguntando dónde se ha metido cuando escucho la voz dulce y amenazadora del celador. “¿Dónde cree que va, doña Concha?”. Error fatal. Olvidé las gafas sobre la mesilla.


Lola Sanabria©
España

http://lolasanabria.blogspot.com.es/

7 comentarios:

Rosa dijo...

Jajjajjaja pobre Doña Concha, qué mala es la presbicia. Genial Lola!!!

Besos desde el aire

josé manuel ortiz soto dijo...

Si el mundo ya es de por sí implosible, andar por él sin gafas, peor.

Un abrazo, Lola.

Miguelángel Flores dijo...

Toda una historia detrás de la anécdota de olvidar las gafas. Ay, el amor sea el primero o el penúltimo, agudiza el ingenio, que no la vista.
Un abrazo, Lola.

Anónimo dijo...

Jua!!! pobrecita.

Muy bueno, Lola

Luisa Hurtado González dijo...

Me encantan estos viejitos traviesos pillados en falta, escapándose como chiquillos.

Yashira dijo...

Jaja pobre Doña Concha, a quién se le ocurre escaparse sin gajas.

Muy bueno Lola,

Lola Sanabria dijo...

Vendaval de micros, vendaval de besos os dejo a todos, de paso por Madrid.