domingo, 24 de junio de 2012

CAMBIO DE AIRE

Se asomó a la ventana a fumar el cigarrillo de la tarde. Los chicos no tardarían en volver del entrenamiento, con los deberes a medias, y la cena estaba sin preparar. La rutina se pegaba a la piel de los días y no había manera de quitarle ese olor a rancio, a archivo de funcionario cubierto del polvo de lustros. De repente se levantó el viento, y su primer soplido consumió el cigarrillo en un instante. Mantuvo la torre de ceniza erguida entre los dedos, pero la siguiente ráfaga la derrumbó sin piedad. Alguien se estaba fumando su vida y apenas se estaba enterando. Aplastó la colilla en el cenicero. Pidió por teléfono una pizza cuatro estaciones y brindó con cerveza a la salud de ese enemigo invisible que se ocultaba tras el reloj de cocina. Al menos podía celebrar que aún era capaz de convertir un miércoles en viernes.

© Purificación Menaya Moreno
España

6 comentarios:

Deli Ruiz dijo...

Duro y real. Me gustó.

F dijo...

Muy bien escrito, Puri, con pulso de maestra.

Sara Lew dijo...

Qué bien vienen esos cambios de aire de vez en cuando...
Muy bueno, Puri.
Un abrazo.

Luisa Hurtado González dijo...

Poder hacer que un día sea otro es para mí un poder de los más buenos, que puede al paso del tiempo en el que estamos presos todos.
Un beso

Rosa dijo...

Bravo Puri!!! Me encantó tu relato

Besos desde el aire

NiñoCactus dijo...

Qué sople el tiempo, y demos cuerda al viento para que traiga palabras y versos y caricias y nanas...
Quién pudiera cambiar los días...
besos y cambios